lunes, 22 de septiembre de 2014

"Analisis" técnico: mínimos beneficios y máximo stress

Cuando uno se acerca al mundo de la bolsa por primera vez con interés serio, lo más probable (desgraciadamente) es que lo haga a través de medios de comunicación "especializados" (como radiofónicos, los más inmediatos). Yo así lo hice. Y me lo tomé en serio (¡hablamos de mi pasta!). Así, seguía sin descanso consultorios, debates y todo lo imaginable alrededor de la bolsa. Pronto descubrí que había diferentes formas de construir una cartera "adecuada": diversificar por industrias, por dividendos, etc., pero en el fondo lo que más parecía importar el momento en el que entrar y salir (comprar y vender, vaya), lo cual debía hacerse con una frecuencia importante. 

Así, empecé a anotar precios de entrada y de salida, con sus correspondientes stop-loss (este concepto da para todo un libro). Y eso significa empezar a comprar y vender... mucho. Y eso significa pagar gastos... muchos. Al final, mi actividad (que no inversión) en bolsa no era más que una amalgama de entradas y salidas con beneficios, salvo excepciones, nada espectaculares.

Entonces intenté pensar por mi mismo. Y si uno lo hace, enseguida se plantea cuestiones, algunas bien inocentes, como las siguientes:

- ¿por qué si este método es tan bueno todos esos expertos no están retirados y en sus yates?
- ¿por qué hay expertos que incluso se contradicen entre sí?
- ¿por qué todos los expertos actúan a la defensiva en cuanto se les apreta?
- ¿por qué no hay un libro científicamente convincente sobre este sistema?
- ¿tiene sentido vender cuando baja y comprar cuando ha subido, incluso mucho? Recuerdo un sujeto que afirmaba que "la mejor compra se da en máximos históricos"...

Creo que un gráfico de los comentarios del capítulo 6 de "El inversor inteligente" resume mejor que cualquier texto que yo pueda producir la relación entre frecuencia de trading y beneficio:


Pues eso: que más compras y más ventas harán rico a alguien... que no eres tú. Muchos pueden reaccionar en contra, especialmente los muchos que viven de ello, pero lo voy a poner alto y claro: EL ANÁLISIS TÉCNICO NO FUNCIONA. Y menos aplicado a trading diario. Algunos os dirán que a ellos les funciona, pero ¿a qué plazo? ¿superan a los índices? ¿cuál es el beneficio neto, tras impuestos, de su operativa? Ahí van a tener problemas para responderos...

Y no lo digo yo, que no soy nadie. Lo dicen los mejores inversores del mundo, esos que superan al mercado todos o casi todos los años, esos que han amasado fortunas con métodos de inversión que, ¡fíjate! nunca se basan en el análisis técnico.

Supera cuanto antes esta fase. Escapa de los charlatanes y ponte a trabajar en serio. De nuevo, hablamos de TU pasta, y ellos solo quieren su parte.

jueves, 11 de septiembre de 2014

Primeros intentos: fortuna imperatrix mundi

Hoy quiero rememorar los primeros pinitos inversores, de hace ya como 20 años. (Interludio - reflexión: si hubiera empezado hace 20 años como ahora, ¿hubiera alcanzado hoy la independencia financiera?) Hablo de mediados de los 90, donde no es que nadie viera venir en la crisis financiero-ladrillera de hoy, sino que aún no había pasado la de las .com.  

En aquella época, con ingresos muy limitados, al menos el objetivo de mis inversiones estaba claro: tener un rendimiento alto para poder comprar una vivienda. Es un objetivo claro, tangible, aunque poco específico. Y ya veremos cuán importante es definir bien los objetivos, con números y no sólo conceptos...

Pero sigo con la historia. El caso es que contraté un producto que parecía obvio, la gran solución para los que buscábamos el primer nido: la cuenta vivienda. Esto me permitió deducirme algo de impuestos, no recuerdo cuánto, lo que no es una cuestión menor (los impuestos, quiero decir), también hablaremos de esto. La seguridad del producto era total, y mirado retrospectivamente no parece que fuera una mala opción, especialmente dados mis nulos conocimientos de la época en inversiones.

El segundo producto financiero con el que entré en contacto tiene más miga. El amable empleado de mi caja local (hoy desaparecida, tras 148 años de actividad), al comentarle mi interés en hacer rendir mi capital, me sugirió unas "Obligaciones subordinadas" de la entidad que, creo recordarlo bien, "son como un plazo fijo pero dan más interés". Yo las adquirí tan feliz y confiado. Lamento no recordar tampoco cuánto rindieron (sospecho que tampoco demasiado), pero lo importante aquí es que las vendí para adquirir mi primera vivienda. No es que hiciera bien, es sencillamente que tuve suerte, porque todos sabemos cómo acabó la historia para las que las conservaron...

Así pues, y mirado desde mi óptica de hoy, hay dos conclusiones que quiero compartir:

- Las entidades financieras no saben lo que va a pasar, y, en cualquier caso, no están de tu lado. 
- La suerte cuenta en las inversiones, básicamente porque no puedes prever lo que va a pasar.

Bueno, si adorno estas dos conclusiones un poco creo que opto al Nobel de Economía...

Cuidado, y esto sí es importante y no tan trivial: que no puedas prever lo que va a suceder no quiere decir que las inversiones sean algo simplemente aleatorio. Hay mucho que puedes hacer para reducir el riesgo en caso de que. De esto trataré mucho en este blog, durante los próximos 20 años...

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Lo primero: formarse

Como en todo campo de conocimiento que nos suponga una novedad (en realidad esta máxima es válida siempre) hay que fijarse en los maestros. Aunque en ocasiones los maestros tengan visiones muy diferentes del mismo asunto, como es el caso.

Hoy voy a recomendaros no uno ni unos pocos libros, sino dos listas muy completas: una con 52 y la otra con 76 libros. Yo las tengo en un Excel llamado "52 & 76" (son años de trabajar en marketing bien aplicados) y acudo a ellas a menudo a la búsqueda de los maestros de la inversión racional y sus textos.

- La primera lista la encontraréis en: http://inversorinteligente.es/serie-52-libros. ¡El nombre del blog lo dice todo!. Fue una de mis primeras fuentes de información racional y útil, empezando por esta lista de libros. Por desgracia (para nosotros) Antonio R. Rico ya no publica en él, aunque soy su fiel seguidor en Twitter (@AntonioRRico).

Voy a por la entrada en sí: comenta 52 libros de forma breve y amena, en lo que supone una introducción más que aceptable al cuasi-infinito mundo de la literatura financiera. De regalo, Antonio publicó la lista de los 10 mejores y 10 peores. Coincido bastante con ambas, y os recomiendo empezar con, obviamente, los 10 mejores. Ya los revisaré con más detalle, de momento id leyendo los que más os atraigan tras leer lo que Antonio dice de ellos.

- La segunda lista es la casi mítica de 76 libros "disponibles para descargar" del blog de Rankia Value&Hold. Aunque la mayoría estén en inglés, hay que mirarla con cariño: tiene joyas como
Security Analysis y El inversor Inteligente (éste tanto en español como en original en inglés) de Benjamin Graham, The little book that beats the market de Joel Greenblatt (donde se explica la famosa magic formula) y muchos otros de John C. Bogle, David Dreman o Peter Lynch por nombrar a tres de mis autores favoritos.

No cunda el pánico: hay que documentarse, y los libros nombrados son una muy buena opción, pero no hace falta ni leérselos todos ni estar parados mientras leemos lo que elijamos. Los iré comentando, al menos los más importantes, en futuras entradas. La idea de ésta era que hay buenos libros ahí fuera, escritos por verdaderos maestros que nos guiarán, junto a nuestro propio criterio racional y nuestra disciplina hacia el obetivo de la independencia financiera.

Día 0: mucho por delante

Hoy, 9 de septiembre de 2014, empiezo una aventura de, estoy seguro, final feliz. Se trata de llegar, en 20 años, a la independencia financiera (IF). En otras palabras, tengo 20 años para seguir aprendiendo y ejecutar sobre la marcha de forma que pueda disponer, al final de dicho periodo, de mi tiempo, el verdadero tesoro.

Este blog irá recogiendo el camino. No pretendo dar lecciones, ni convencer a nadie de que haga lo mismo que yo. Comparto mi experiencia y nada más. Por si tienes curiosidad. Por si aprendes algo. Por si puedes enseñarme algo. Y nada más... ¡empieza la cuenta atrás!